Hoy me ha hecho gracia una noticia sobre la concesión de una estrella Michelín a un restaurante que resulta había cerrado sus puertas en agosto sin que en Michelín supiesen nada, un restaurante de Mallorca que al parecer y después de este premio ha decidido volver a abrir de nuevo.
Y esta noticia me ha animado a escribir sobre algo que no alcanzo a entender, ya que en la tan prestigiosa guía figuran importantes restaurantes que hacen ese tipo de comida llamada nouvelle cuisine. Tuve ocasión de probarla en un par de ocasiones, pero salí de los restaurantes con la sensación de haber perdido el tiempo, de no haber disfrutado. No entiendo como los más afamados y cotizados cocineros lo son por hacer estas filigranas en los platos, donde todo es plato y poco la comida, con unas mezclas de sabores que no me dicen nada. Desde luego no soy ningún entendido, solo entiendo lo que me dice el paladar, y desde luego prefiero ir a cualquier otro restaurante a comerme un buen chuletón que no a uno de estos en los que como colofón final te espetan una factura que te dejan temblando, por no comer nada y si por mirar la obra de ingeniería dibujada en el plato.
En fin, que para gustos hay colores, pero este tipo de comida no es el mío.
Debajo de estas lineas si hago una demostración del buen comer, de comida de verdad, y a todos esos cocineros que intentan rizar el rizo con esas extrañas creaciones les digo que la felicidad está en forma de chuletones, de huevos con patatas, de paellas, de mariscadas, de fabadas...
No sé, con solo comparar fotos seguro que nuestros cerebros y estómagos se deciden sin pensárselo, y tan solo nuestro amigo el colesterol podría poner freno a esos deseos... Disfrutemos con las vistas...ñam ñam.